Karla Rocha, René Cabrera y Manuel Baeza
El Parque Rojo resuena desde el centro de la ciudad de Guadalajara como un punto de encuentro para emprendedores de distintos orígenes, quienes todos los sábados se reúnen para instalar un tianguis cultural que ha crecido favorablemente en los últimos tres años. El tianguis está ubicado en la confluencia de las avenidas Juárez y Federalismo, en el Parque de la Revolución, hoy conocido como Parque Rojo, nacido en los años treinta.
Este tianguis, a pesar de ser informal, conlleva el esfuerzo, la dedicación y la organización de las personas emprendedoras. En su dinámica de venta existen coordinaciones divididas por zonas en el parque, con las que han formado comunidades internas.

Xóchitl Ramos, una de las coordinadoras del tianguis, ha desarrollado una comunidad unida que se ubica en la zona del parque entre las avenidas Juárez y López Cotilla, a un costado de Federalismo. En el espacio que dirige hay puestos de todo tipo: de libros, camisetas, ropa usada y vintage, accesorios, comida o bisutería. Pero también hay algo más que objetos en esa zona: hay unión entre los vendedores.
Xóchitl es una mujer siempre activa. Lo mismo aprovecha la mañana sabatina para vender plantas de ornato en su puesto que organiza la asignación de espacios para sus compañeros. Siempre con una sonrisa, la coordinadora accede a explicar cómo se trabaja en esa zona del tianguis, aunque la conversación es interrumpida frecuentemente porque sus compañeros de venta necesitan resolver alguna duda, o bien porque hay quien se acerca preguntándole por un espacio donde se pueda instalar por primera vez en el parque. Ramos les explica a los aspirantes cómo funciona la organización y les da indicaciones sobre la lista de espera que existe para conseguir un lugar en el futuro.
Aunque su labor la mantiene apresurada durante toda su jornada, Xóchitl dedica tiempo a explicarnos cómo llegó al tianguis del Parque Rojo, y en qué consiste su coordinación.
Del parque y sus emprendedores
A diferencia de otras áreas del Parque de la Revolución ya ocupada por vendedores, el espacio en esa zona del parque “estaba prácticamente libre”, por lo cual comenzó a invitar “a gente que tiene emprendimientos” y lo convirtió también en una zona de venta. “Aquí tenemos pasadito de tres años. No somos iniciadores. Digamos que le dimos como el seguimiento. Porque antes de eso pues estaba el área de los bazareños —del lado de la calle Pedro Moreno—, que ellos tienen mucha más antigüedad que nosotros. Antes que ellos está la zona de resistencia, que es el área de las chicas (se refiere a las feministas). Ellas están de momento de protesta. Entonces, te da inicio a que tú sigas gestionando y haciendo cosas diferentes”, nos dice Ramos.
Xóchitl hace patente que tiene un compromiso con la zona que se encarga de coordinar y con las personas que forman parte de ésta. Dice que el estilo visual de la zona del tianguis a su cargo se basa en la uniformidad. “Hemos solicitado que se use el toldo blanco. Aclaro, no es obligatorio, pueden venir sin toldo. Pero el día que se te ocurra decir, bueno, ya tengo recurso para un toldo”, pues que sea de color blanco, para mantener esa uniformidad. Que se vea bonito, también hay que darle imagen. También lo que se les pide desde un inicio es que se usen manteles —para colocar la mercancía—. El color es azul marino y que sea sobre mesas”.
Habla también sobre la propuesta que organiza con los tianguistas de su zona. Cuando hay alguna festividad comisiona a cada vendedor para que aporte a la decoración de toda el área. En el Día de Muertos decoraron los pasillos con cempasúchiles y altares; en el Día de San Valentín consiguieron una plataforma para video en 360 grados.

¿Qué disfruto?…
Para lograr estas iniciativas Xóchitl mantiene una cercanía con su comunidad de personas emprendedoras, reconociendo sus oficios, profesiones y sus propuestas innovadoras de comercio independiente.
“¿Qué disfruto? Hacer comunidad. ¿Qué disfruto? Estar con mis compañeros, que, aparte de todo, en esta coordinación somos más que comerciantes, somos una familia. Así es como nosotros nos mencionamos. El convivir, el saber cómo están, el cómo vas avanzando, el saber que las ventas están bien”, asegura la tianguista.
“¿Qué disfruto? Hacer comunidad. ¿Qué disfruto? Estar con mis compañeros…
Xóchitl Ramos
Ella y otras coordinaciones coinciden en que el Ayuntamiento de Guadalajara ha sido comprensivo al permitirles la instalación del tianguis, aunque no tengan los permisos necesarios. Sin embargo, también existen dificultades al organizar el tianguis con las autoridades y entre las mismas coordinaciones.
“El ayuntamiento, hay que decirlo, se ha portado muy amable, porque nos tiene en esa zona de tolerancia. Hay muy buena comunicación con el Ayuntamiento; si alguien dice lo contrario yo creo que es una mentira. Hay acercamiento, hay muy buen diálogo”, asegura Xóchitl. También reconoce que hay momentos no gratos. “De repente hay intimidación. Hay coordinaciones —del tianguis—, sobre todo cuando son chicos, que buscan tratarte de una manera fea y grosera por ser mujer. Es cuando sacas tu lado amable. Yo creo que las chicas me van a conocer porque, cuando una mujer se enoja, pues tratas de defender tus creencias, tus valores. Y también en algún momento hubo personas que se metían… Incluso hubo personas del gobierno, por qué no decirlo, que trataron de meter aquí en el tianguis ciertas cosas que no eran de la manera correcta. Yo creo que la mejor manera que tiene el gobierno de intervenir aquí es con un reordenamiento, haciendo algo organizado, otorgando los permisos, pero no de la manera de manipulación”.
La comerciante explica que, aunque existan habitantes de la zona cercana al parque que puedan quejarse de las problemáticas que trae el comercio que realizan, como el hacinamiento, el ruido y la contaminación, el tianguis es sin duda un logro social que ha traído beneficios a la ciudad. Dice que este nuevo uso que se le da el parque ha generado fluidez de comercio y de espacios para la recreación y la expresión cultural.

Hay muchos vecinos que aquí están vendiendo, asegura. Y añade: “¿Por qué no decirlo? También aquí hay algo que se llaman consejos sociales o consejos vecinales. Pues también ellos se han beneficiado y es donde uno de este lado dice no puedes ser y no ser parte”’. O sea, ‘sí te quiero, pero no te quiero’. Pues no, tampoco es así. Porque también muchos vecinos que lo vean —el tianguis—, ha sido un factor económico esta zona, que se destapó. Si nos regresamos tres años antes, todo estaba solo y aislado, entonces había muchas bodegas que estaban cerradas. A partir de este espacio que le llaman el Parque Rojo, el Tianguis Rojo, empieza a tener este movimiento económico, empiezan a abrir muchos puestos, empiezan a abrir locales. ¿Y por qué no decirlo? Se empiezan a abrir fuentes de trabajo. No sólo en el tianguis, no sólo en este corredor, también de aquel lado ya están lugares que venden comida, lugares que venden otros artículos que, aprovechando el flujo, ésta ya es una zona que económicamente se ve mucho mejor. Y obviamente, al haber más gente, es una zona más segura. Antes yo creo que muchos de nosotros no pasábamos por aquí y ahorita lo recorres”.

Vivencias y valores
Xóchitl comparte y demuestra desde sus vivencias y valores cómo el tianguis ha transformado a Guadalajara, lo que se hace visible en el mismo parque. La coordinadora toma tiempo mostrar su zona en un recorrido. Nos acerca a las personas emprendedoras. Lo que parece ser sólo un puesto de venta de miel, es en realidad un proyecto ecológico que se enfoca en la cría y cuidado de las abejas. Un vendedor de productos de vidrio es también un artista quien, a partir de su esfuerzo, de la práctica, de asistir a talleres y de desarrollar sus ideas, puede comerciar sus propuestas únicas.
En el Parque Rojo la resistencia de las personas tianguistas ante las formas tradicionales de comercio ha hecho florecer una nueva forma de hacer comunidad, compartiendo la visión de aportarle a la ciudad con sus ideas de emprendimiento. “Y como muy buen tapatío, buen jalisquillo, pues aquí la verdad es… somos comerciantes. Es donde se inicia, en la antigüedad, el trueque. El comercio. Eso es Jalisco”, remata Ramos con su sonrisa antes de regresar a su trabajo como vendedora y como coordinadora.

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Karla Rocha estudia la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Publicitaria; Manuel Baeza, la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, y René Cabrera la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales, los tres en el ITESO. Este artículo es parte de la investigación “La comunidad intercultural del Parque Rojo” que se lleva a cabo en el PAP “Mirar la ciudad con otros ojos” en esa universidad, en el periodo Primavera 2025.
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